“Buenos días, tristeza”, de Françoise Sagan es un título precioso por la sugestiva personificación y por el equilibrio entre sus palabras. Empieza por un adjetivo calificativo positivo, continúa con un sustantivo neutro y finaliza con otro sustantivo negativo. La tristeza y otras manifestaciones de debilidad del ser humano no están bien consideradas en nuestra sociedad. Parece que, ya que no se pueden eludir, lo mejor sería dejarlas en un segundo plano, incluso olvidarlas. Los grandes escaparates se reservan para la felicidad, la juventud, el éxito, el poder, la riqueza y lo que cada cual desee añadir.Podemos imaginar una realidad aproximadamente neutra, en que la alegría y la tristeza podrían equilibrarse en un cincuenta por ciento, ser como las ...
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