sábado, 6 de diciembre de 2014
El cielo estrellado, los emigrantes muertos y la filosofía
La noche nos inundaba con su silencio de grillos y su aroma de bosque húmedo. Caminábamos, linterna en mano, por la carretera que asciende de Roncesvalles al Alto de Ibañeta. Algunos coches, que se dirigían a Francia pasando por Valcarlos, sobrepasaban lentamente nuestro recorrido, nos confundían con peregrinos viajando en sentido inverso y nos saludaban con cruces de luz y tímidos toques de bocina.
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