jueves, 3 de enero de 2019

BREVE REFLEXIÓN


Amiga, ¿recuerdas? Era el último domingo del mes de noviembre. Paseábamos por el bosque de Armentia, tan querido. Me llama la atención que tal belleza no posea un nombre. ¿Recuerdas, amiga, que el chico y el pastor (el anciano) de “Intemperie”, tampoco tenían nombre? El pastor (el anciano) cuando llamaba al chico, le decía “chico”; y el chico, cuando se refería al pastor (al anciano) no le llamaba siquiera, sencillamente lo interiorizaba y se decía, para sí mismo: “el pastor o el anciano”. Así que, cuando muere el pastor (el anciano), el chico lo va a enterrar y se da cuenta que no sabe su nombre. Lo mismo me pasa a mí, que no conozco el nombre del bosque. 

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