Nadie negaría que Kant era un hombre de una gran inteligencia, un cerebrón sin duda, pero ¿se imaginan a Kant, por ejemplo, de guía de viajes, él que apenas salió de Königsberg, su ciudad natal? Y es que para ser un buen guía de viajes se necesita, además de un dedo de frente, mostrar interés por conocer otros lugares y tener, entre otras cosas, don de gentes, don de gentes, ....
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