Ayer, de vuelta a casa, observé a un grupo de jóvenes unidos por carcajadas que les hacia creadores del que probablemente era su mejor momento del día. Noté que yo estaba esbozando una sonrisa regalada y un cierto grado de complicidad anímica. Esta situación me hizo meditar acerca de la opinión que han tenido los filósofos sobre la risa. Quise llevar a cabo una primera toma de contacto. «La risa y los filósofos», fue lo que pulsé en el teclado del ordenador. Al principio me entretuve viendo el aspecto de los pensadores, que no parecían la «alegría de la huerta». A continuación, con actitud más seria, traté de indagar sobre el ....
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