Cuando volví a pisar la calle y contemplé a los viandantes, me quedé perplejo. Me había curado, pero me había vuelto loco. Pensé en volver al hospital y meterme de nuevo en la cama de donde había escapado. Había estado al menos diez meses en coma. Cuando oí al médico que comentaba a su camarilla: “se ha recuperado del todo, ha superado todas sus dolencias; en realidad ya podríamos darle de alta”, me hice el dormido, esperé a que no hubiera nadie en la habitación, me vestí con mis ropas encerradas en una maleta y me fui como alma que lleva el diablo. No salía de mi asombro. Toda la gente llevaba en la cara un bozal, .....
lunes, 14 de septiembre de 2020
Así no podemos seguir
septiembre 14, 2020
Revista Mentes Inquietas Vitoria-Gasteiz
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