Que no me entra en la cabeza. ¿Pero ha pasado algo que yo no sepa para que nos tengamos que marchar así, tan de repente?
¡Dímelo, hombre! Pues…, si llego a cargarme el árbol…
A ver ¿no me dijiste que era la reina del jardín, que podía andar por donde quisiera, que todo era nuestro?
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